martes

Farmacia


Hoy voy a hablar de los medicamentos, y lo voy a hacer en términos elogiosos. Eso de que te comas una píldora blanca y deje de dolerte la cabeza o de que te tragues una azul y recuperes la juventud perdida me parece cosa de magia, y tal vez lo sea. Soy un hombre enfermizo física y moralmente y a lo largo de mi vida he tomado todo tipo de pastillas y bebido todo tipo de jarabes, de los que se dispensan con receta y de los que se compran por consejo de una vecina. Tanto los unos como los otros me han parecido excelentes productos, y los efectos secundarios que me haya podido ocasionar su consumo me han resultado de lo más llevadero y en ningún momento me han hecho plantearme la triste posibilidad de suspender el tratamiento y consultar con mi médico o farmacéutico.

Cuando entro a una farmacia se me iluminan los ojos, como a un niño en una juguetería o a un septuagenario en un sex-shop. En la farmacia encuentro el mismo consuelo que en el bar o en la consulta del psicólogo, con la ventaja de que al día siguiente me levanto fresco como una rosa y la de que no tengo que dar detalles acerca de mi vida íntima a alguien que probablemente se lo vaya a contar todo esa misma tarde a sus colegas de profesión y esa misma noche a sus compañeros de timba. El farmacéutico, también conocido como boticario, es una especie de barman con estudios y está sujeto a un código deontológico que en teoría le impide servirte prozac de garrafón. Además, lleva bata blanca, y eso hace que su noble figura me inspire mucha más confianza que la del psicólogo, que, es cierto, también tiene código deontológico.

Estoy a favor de los paraísos, tanto si son naturales como si son artificiales. Para encontrar los primeros uno tiene que viajar al Tercer Mundo, que es un lugar de lo más incómodo, pero para disfrutar de los segundos basta con buscar un camello, que es un acto de legalidad dudosa que por supuesto no recomiendo a nadie, o con llegarse a la farmacia más cercana. En los paraísos naturales suele haber hormigas y turistas, y los artificiales los disfruta uno solo con sus felices circunstancias, lo cual siempre, al menos a mi juicio, es una ventaja. Bajo al centro de salud a fingir un par de síntomas, que hoy está el médico suplente y a lo mejor pica y me receta algo fuerte que me ayude a sobrellevar esta penosa y monótona existencia.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Cambio ejemplar ¿poético? del autor de este blog por una docena de pastillas de colores

Chica fina opina dijo...

Me chiflan los farmaceúticos y los ópticos, son mis dos gremios favoritos.

La de cosas que le he llegado yo a contar a estos señores de la bata blanca y lo relajada y confiada que me voy a casa con mi caja de pastillas envuelta cuidadosamente en ese papel tan fino.

Yo soy muy fan de la química, de los principios activos, de las grageas, los jarabes, la posología y dosificación. El tiempo pasa volando con un buen prospecto en las manos.

Anónimo dijo...

No digo yo de que las pastillas que venden en las farmacias no le pongan a uno, pero a mí me pone mucho más la manceba de la botica de abajo de casa, que tiene unos piercings en las aréolas y me los enseña cada vez que voy a comprar pasta de dientes, y me tengo que ir. Que salir de la tienda quiero decir.

Anónimo dijo...

Sarayago La Difícil dijo...

"Cambio ejemplar ¿poético? del autor de este blog por una docena de pastillas de colores"

ojo, nena, y no me toques la clientela, que yo de buenas soy muy bueno pero de malas soy muy malo y ya sabes que los negocios son los negocios y tonterías ni una o sólo unas pocas

Anónimo dijo...

Lo más gracioso de todo es que se pueden conseguir a base de medicamentos efectos similares a los que se consiguen con otras drogas ilegales, en la proporción adecuada. También te permiten ganar el Tour de Francia jajajajaja
(sin acritud que es broma)

Yo tengo la suerte de tener una farmacia cerquita de casa y la farmacéutica está para ponerla mirando a Gibraltar.

Anónimo dijo...

Yo el otro día bajé a la farmacia de guardia a preguntarle al boticario si el negocio va bien.

The Walking City dijo...

Puedo afirmar por experiencia propia que no todos los médicos ni farmacéuticos tienen un código deontológico muy estricto, lo cual significa material de primera y con todas las garantías de los grandes laboratorios: totalm. a favor de llegar a la felicidad a través de la química.

Anónimo dijo...

El negocio va bien porque ¡ESPAÑA VA BIEN! y ¿por qué España va bien? Porque ¡¡¡EL NEGOCIO VA BIEN!!!

Anónimo dijo...

Oye boticario, ¿es cierto que no te sienta bien el baby blanco?

Anónimo dijo...

Jejeje.

Anónimo dijo...

Rabona de gato: Te consta que me sienta bien el baby blanco y siempre te ha gustado la cremallera que lo ciñe a mi cuerpo y que tanta inquietud te provoca. Tengo las pastis que me encargaste, pasate cuando quieras que yo siempre estoy de guardia

Anónimo dijo...

Insisto: Jejeje

Anónimo dijo...

romerito:
Ese "jejeje" que utiliza en todas sus intervenciones denosta su crisis de ansiedad o puede que sean secuelas de alguna crisis anterior, o un peligroso tic nervioso, en todo caso se lee que no anda usted muy bien de los nervios en general. En mi botica tengo remedio para cualquiera de sus dolencias. A su disposición

Anónimo dijo...

Lexatin, Lexatín Lexatín. Romerito te odio.

Anónimo dijo...

Además de gay es yonki.

Lo que yo te diga.

Anónimo dijo...

Gracias, "el boticario", pero témome que para mi dolencia no hay solución, puesto que la locura no tiene cura. Jejeje.

Anónimo dijo...

Evidentemente, el comentario anterior no es de un usuario anónimo sino mío, que las prisas no son buenas consejeras. Pueden ser muchas cosas, pero buenas consejeras jamás. Jejeje.

Anónimo dijo...

romerito:
Efectivamente la locura no tiene cura pero sí tratamiento paliativo que estoy dispuesto a proporcionarle para aliviar su dolencia que, segurametne, a mas de uno sacará de quicio. Salud. Jojojo.

Anónimo dijo...

Pero, ¿por qué debo curarme, vive Dios? A mí me gusta ser asín, como soy yo, son mis defectos y mis defectos. Jejeje.

Anónimo dijo...

Boticario: Lo que me consta es que a tu manceba -natural de Cartagena y no pienso dar más datos gratuitamente- le sientan muy bien los piercings que lleva; además, los realza bastante con los sitios en que los lleva. Acabo de estar en la farmacia, como hago todos los días, pero como le tienes dicho que no me dé pastis he tenido que comprar rimmel para los ojos y laca para las uñas y el pelo. Puedes llamarme lo que quieras, pero ¡qué bonito es el amor!

Morthotel dijo...

les invitamos a wwww.morthotel.com

Anónimo dijo...

A mi me flipan los prototipos. Mirad ESTA MARAVILLA.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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